La acción del agua provoca que las piedras de las playas o ríos terminen por frotarse unas con otras.
Incluso la simple fricción de un corriente de agua las termina por pulir.
Las piedras se van desgastando por efecto del frotamiento, al final las piedras se pulen.
Cuando esas rocas ruedan al ser arrastradas por el agua, adquieren formas redondeadas.
Entonces, el frotamiento con otras rocas, con el suelo y con el agua provoca que las piedras adquieran formas redondas.