Manuel Belgrano fue un abogado, político y militar argentino crucial en la independencia de Argentina. Creó la bandera nacional y lideró victorias decisivas en Tucumán y Salta. Nacido en Buenos Aires, estudió en España y regresó influenciado por el liberalismo. Fue secretario del Consulado y defendió Buenos Aires durante la invasión inglesa. Líder de la Revolución de Mayo de 1810, participó en la Junta de Buenos Aires.
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Quién fue Manuel Belgrano
Manuel Belgrano (Buenos Aires, 1770-1820) fue un abogado, político y militar argentino, destacado por su papel en la independencia del país. Es especialmente recordado por haber creado la bandera nacional y por sus victorias en las batallas de Tucumán y Salta entre 1812 y 1813, las cuales fueron cruciales para la independencia.
Belgrano era hijo de Domingo Belgrano Peri, un comerciante genovés, y de María Josefa González Casero. Estudió en el Real Colegio de San Carlos, y luego se trasladó a España, donde continuó sus estudios en Salamanca, Valladolid y Madrid, obteniendo en 1792 el título de abogado.
Mientras estuvo en Europa fue influenciado por el pensamiento liberal. Regresó al Río de la Plata y en 1794 fue designado secretario del Consulado de Buenos Aires. En 1806, durante la invasión inglesa, participó en la defensa de Buenos Aires como capitán de las milicias urbanas y fue nombrado sargento mayor del regimiento de Patricios.
Además de su labor en el Consulado, colaboró con el Semanario de agricultura, industria y comercio y fundó el periódico Correo de Comercio. Sus iniciativas buscaban difundir las ideas liberales y promover el desarrollo de su país.
Se unió a la causa emancipadora en 1809, cuando España fue ocupada por las tropas francesas. Fue uno de los líderes de la Revolución de Mayo de 1810 y vocal de la Junta de Buenos Aires.
Aunque no era militar de carrera, fue nombrado general y lideró una expedición al Paraguay con el objetivo de sumar este territorio al proceso independentista, aunque fue derrotado. En 1812, asumió la jefatura del Ejército del Norte y creó la bandera azul y blanca, izada por primera vez en las barrancas del Paraná. Sus victorias en Tucumán y Salta fueron claves para detener a los realistas y asegurar la independencia argentina, aunque fracasó en su intento de avanzar sobre el Alto Perú en 1813.
En 1815, viajó a Europa junto con Bernardino Rivadavia para negociar el reconocimiento de la independencia, aunque sin éxito. Regresó a tiempo para participar en el Congreso de Tucumán en 1816, donde se declaró formalmente la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Propuso la creación de una monarquía, pero esta idea fue rechazada y Juan Martín de Pueyrredón fue nombrado director supremo.
En sus últimos años, las disputas entre centralistas y federalistas llevaron a conflictos internos. Belgrano, nuevamente al frente del ejército auxiliar de Perú, tuvo que enfrentarse a sublevaciones militares y cooperar con Martín Miguel de Güemes para frenar a los españoles. Enfermo, se retiró a Tucumán y luego regresó a Buenos Aires, donde falleció en la pobreza el 20 de junio de 1820.
Frases de Manuel Belgrano
En mis principios no entra causar males sino cortarlos.
Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de los tiempos nos enseña cuánto aprecio han merecido todos aquéllos que han puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad.
A quien procede con honradez, nada debe alterarle. He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra.
Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituida, ése es el premio al que aspiro.
Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella.
El honor y el premio son los resortes para que no se adormezca el espíritu del hombre.
La vida no es nada si la libertad se pierde.
En vano los hombres se empeñan en arrastrar a su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón.
El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente.
La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio.
Ni la virtud ni los talentos tienen precio, ni pueden compensarse con dinero sin degradarlos.
A quien procede con honradez, nada debe alterarle.
Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida.
El miedo sólo sirve para perderlo todo.