Lao-Tse, también conocido como Laozi, es considerado el fundador del taoísmo y autor del Tao-Te-Ching, un texto clave en la filosofía taoísta. Su existencia histórica es debatida. Lao-Tse enseñaba sobre el tao, la fuerza unificadora del universo, y promovía la no acción y la armonía con la naturaleza.
Índice
Quién fue Lao-Tse
Lao-Tse (aprox. VI – IV a. C.), conocido también como Laozi o Lao-Tzu, es reconocido como el fundador del taoísmo y autor del Tao-Te-Ching, traducido como El camino de la virtud. Sin embargo, su existencia histórica es debatida, algunos lo consideran una figura mítica o que, con su nombre, se alude a un conjunto de filósofos. Se dice que Lao-Tse intentó enseñar el tao, la fuerza unificadora del universo, sin éxito, lo que lo llevó a escribir el Tao-Te-Ching antes de retirarse a vivir en reclusión, lejos de la civilización.
El Tao-Te-Ching, compuesto durante la dinastía Han, es un texto central en la filosofía taoísta. Promueve la no acción o wu wei, la idea de fluir con la naturaleza sin forzar nada. Este principio se basa en la creencia de que las leyes hechas por el hombre no pueden guiar la virtud; en su lugar, uno debe aceptar el tao, que es descrito como el principio que genera y unifica todo en el universo.
Lao-Tse enfatizaba la importancia de que los gobernantes adoptaran el taoísmo, especialmente durante el periodo de los Reinos Combatientes, cuando China estaba en constante conflicto. Propuso que la empatía y la armonía, logradas a través del reconocimiento del tao, podrían traer paz y estabilidad. Su enfoque contrastaba con el confucianismo que buscaba la mejora moral y social pero a través de la educación y la observancia de rituales.
La leyenda cuenta que, Lao-Tse, al abandonar China, escribió el Tao-Te-Ching a petición del guardián de la puerta Yin Hsi. Aunque la veracidad de esta historia es dudosa, el taoísmo y sus principios ya existían antes de Lao-Tse, basados en creencias populares como las que produjeron el I Ching. Estas creencias se centraban en el yin y el yang, las fuerzas duales que forman el universo.
El taoísmo, junto con el confucianismo y el legalismo, formó parte de las Cien Escuelas del Pensamiento. El taoísmo se desarrolló como una filosofía que enfatizaba la armonía con la naturaleza y el rechazo de las leyes y rituales artificiales. En contraste, el confucianismo valoraba la educación y la adherencia a las costumbres sociales.
Ambas filosofías reconocen una fuerza superior: el tao en el taoísmo y el tian en el confucianismo. Aunque diferentes en enfoque, ambos sistemas buscan la armonía y el equilibrio, con el taoísmo promoviendo una vida en sintonía con la naturaleza y el confucianismo abogando por la educación y el ritual.
La dinastía Qin prohibió estas filosofías, pero la dinastía Han las revivió. Durante la dinastía Tang, el taoísmo se convirtió en la filosofía de estado. Hoy en día, el taoísmo es una filosofía, una religión y un fenómeno cultural, influyendo incluso en la cultura popular, como en la saga de Star Wars.
Frases de Lao-Tse
El sabio no enseña con palabras, sino con actos.
El sabio no tiene intereses propios, hace suyos los intereses del pueblo.
Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil.
El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.
Gobierna mejor quien gobierna menos.
El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.
El que mucho promete rara vez cumple su palabra.
Si eres flexible, te mantendrás recto.
Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje.
La travesía de mil millas comienza con un paso.
Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida.
La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos.
Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil.
Saber creyendo no saber, eso es lo excelso. No saber creyendo saber, eso es una enfermedad.
No te quejes de sufrir, que así aprendes a socorrer.
Comprender a los demás es sabio, comprenderse a uno mismo es estar iluminado.
El sabio prefiere la izquierda. El soldado prefiere la derecha.
Los esfuerzos del sabio se dirigen a tener satisfecha la vida, y no a tener muchas cosas. Y él, contemplándose con poco en el mundo material, escoge lo primordial.
De los mejores gobernantes, los gobernados ni siquiera notan su existencia; después vienen los que son amados y alabados, luego los que son temidos.
Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde.
Un buen caminante no deja huellas.
Poseo tres cualidades preciosas que guardo en mí como un preciado tesoro: la primera se llama amor; la segunda modestia; la tercera se llama humildad.
La religión es el fin de la virtud y la honestidad, el comienzo de la confusión; la fe es una esperanza o miedo muy colorida, el origen de la estupidez.
Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás.
El sabio no es complaciente. Para él los hombres son como perros de paja destinados al sacrificio.
Gobierno imperceptible, pueblo feliz; gobierno solícito, pueblo desgraciado.
La ausencia de deseos trae quietud, y el mundo se corrige por sí mismo.
Los cinco colores ciegan al hombre. Los cinco sonidos ensordecen al hombre. Los cinco sabores embotan al hombre.
La carrera y la caza ofuscan al hombre. Los tesoros corrompen al hombre.
Si a un pueblo no le importa morir ¿de qué sirve amenazarlo con la muerte?
El hombre sabio no acumula. Cuanto más ayuda a los otros, más se beneficia él mismo. Cuanto más da a los otros, más obtiene él mismo.
El justo actúa no desatendiendo su propio interés; El religioso actúa para reproducir su propio interés.
Quien tiene la virtud, se identifica con la virtud.
La norma del cielo es retirarse después de acabar la obra y haber dado fama al propio nombre.
Cuando el trabajo de un gran líder concluye, la gente dice: ¡Lo hicimos!
Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.
El agradecimiento es la memoria del corazón.
Toda acción provoca reacciones.
En el mundo no hay nada más sumiso y débil que el agua. Sin embargo, en atacar lo que es duro y fuerte, nada puede superarla.
Se instalan puertas y ventanas para la habitación, pero del vacío interior depende su utilidad. Ponemos atención en la apariencia, pero lo que realmente sirve es la esencia.
Un gobernante sabio siempre se esfuerza para que la gente no tenga tentaciones y pasiones, y para que las personas, profundamente viciosas, no se atrevan a actuar.
El buen hombre es el maestro del malo, y el mal hombre es la lección del bueno.
El libro del estratega dice: No provoques la lucha, acéptala; es mejor retroceder un metro que avanzar un centímetro.
Quien no es feliz con poco no lo será con mucho.
Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple.
Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.
Conocer a los otros es sabiduría. Conocerse a sí mismo es sabiduría superior. Imponer su voluntad a los otros es fuerza. Imponérsela a sí mismo es fuerza superior.
Lo más natural es hablar poco.
Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas.
Cuando sobre la tierra todos reconocen la belleza como belleza, así queda constituida la fealdad.
De los buenos líderes, la gente no nota su existencia. A los no tan buenos, la gente les honrará y alabará. A los mediocres, les temerán y a los peores les odiarán. Cuando se haya completado el trabajo de los mejores líderes, la gente dirá: “lo hemos hecho nosotros”.
No valores las cosas difíciles de obtener, verás que nadie se entregará a la codicia.
Mejor no llegar a llenar que llenar hasta el borde. Afila demasiado la hoja, y pronto se desafila. Acumula oro y jade, y nadie puede protegerlo. Consigue caudal y títulos, y vendrá desastre. El rico y orgulloso se pierde a sí mismo, y en consecuencia atraerá la desgracia. El hombre que surca el Sendero del Cielo se retira luego de finalizar su obra.
Dios no recibe respuestas con palabras.
Un árbol enorme crece de un tierno retoño.
Todo pasa, sólo la serenidad permanece.
Lo que tiene forma es igual a lo que no tiene forma, y lo que está vivo es igual a lo que reposa. Esta es la verdad sutil, no un invento religioso, pero sólo quienes ya están altamente evolucionados lo entenderán.
Un buen guardián no necesita rejas ni cerrojos, y, sin embargo, es imposible abrir lo que él cerró.
El que camina a grandes zancadas no irá muy lejos.
El buen general vence, y allí se queda. Vence y no se jacta, vence porque es su deber.
La moderación es la mejor virtud para gobernar a los hombres y servir al cielo.
He aquí mis tres tesoros. Guárdalos bien. El primero es la piedad; el segundo, la frugalidad; el tercero, la negativa a ser la primera de todas las cosas bajo el cielo.
Que el aliento vital te vuelva tierno y fresco como tierno y fresco es un niño recién nacido.
El que sabe contentarse con lo que tiene siempre estará feliz.
Poca fe se otorga a los que tienen poca fe.
Se juzga según lo que se ve, lo que se mira, y se mira lo que se quiere. Por tanto, se juzga lo que se quiere.
Aquello que para la oruga es el fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa.
Quien conoce a los otros es sabio. Quien se conoce a sí mismo es iluminado.
La manera de hacer es ser.
Entrar en la vida: ir hacia la muerte.
En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes qué quieres.
Para él sabio, no existe un yo por sobre el otro, y, por ello, nadie a quien elevar; ni cielo ni infierno y, por tanto, ningún destino.
Hay que refinar la conciencia. Que el hombre se asemeje en esto a un bebé recién nacido. Si él se hace tan sutil, no va a tener errores.
La excelencia de un gobierno no se juzga por su orden.
Las armas del reino no se muestran al extranjero.
Da y tendrás en abundancia.
No quieras saber y no tendrás inquietud.
Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe.
Sólo zarzas y espinos nacen en el lugar donde acampan los ejércitos.
El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él ha unido.
De esta manera, existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo permiten conocer lo uno y lo otro.
Las armas son instrumentos de desgracia, no son instrumentos para el rey.
Quienes aceptan al mundo, es porque no se ocupan de él. Quienes se ocupan del mundo, no lo aceptan tal cual es.
Realiza lo grande partiendo de donde aún es pequeño.
El que sabe no habla, el que habla no sabe.
El que proyecta muchas cosas, encuentra muchos obstáculos para realizarlas.
El soberano que se sirve de la razón para gobernar a los hombres no recurre al empleo de las armas contra sus súbditos.
Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.
Que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación.
Lo débil y lo tierno vencen lo duro y lo fuerte.
La sinceridad en las palabras acrecienta la confianza, la sinceridad en los pensamientos permite la profundidad del ser humano.
Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser.
El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.
Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.
El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno.
El que está satisfecho con su parte es rico.
El hombre vulgar, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener tanta prisa en terminarla.
Vivir es llegar y morir es volver.
Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.
Las cosas dulces de la vida superan a las amargas.
Me observo a mí mismo y llego a conocer a otros.
Saber cuándo tienes suficiente es ser rico.
Regocijarse en la conquista es regocijarse en el crimen.
El valor de un acto se juzga por su oportunidad.
Si tú y yo discutimos y tú vences ¿Será acaso verdadero lo tuyo y falso lo mío?
Haz que tu yo sea más pequeño y limita tus deseos.
Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.
Encuentro buenas a las buenas personas. Y encuentro buenas a las malas personas… si soy lo suficientemente bueno.