Las nebulosas son grandes nubes de gas y polvo espacial, son los lugares donde nacen las estrellas por fenómenos de condensación y agregación de la materia; en otras ocasiones se trata de los restos de estrellas ya extintas o en extinción.
Antes de la invención del telescopio, la palabra nebulosa se aplicaba a todos los objetos celestes con luminosidad difusa. Hoy se sabe que muchas de las que se consideraban nebulosas son, en realidad, galaxias. Las nebulosas de emisión despiden una tenue luz roja, en el caso de las regiones de formación estatelar se tiene la que es, tal vez, la más famosa: la Nebulosa de Orión (M42), la más cercana a la Tierra. Otras son la Nebulosa del Águila (M16, en la constelación de la Serpiente), la Nebulosa Trífida (M20, en Sagitario) o la Nebulosa de la Laguna (M8, también en Sagitario). La imagen muestra la Nebulosa de Orión.
Las nebulosas de emisión asociadas a estrellas moribundas o ya extintas se denominan nebulosas planetarias, algunas son la Nebulosa del Anillo (M57, en la Lira) y la Nebulosa de la Hélice (NGC 7293, en Acuario). Las nebulosas planetarias son nubes de gas que emiten las estrellas moribundas, y a pesar de su nombre, no tienen relación con los planetas. La Nebulosa del Cangrejo (M1, en la constelación de Tauro) corresponde a los restos de una supernova que explotó en 1054 a. C.
Las nebulosas de reflexión no emiten luz propia y solo son visibles por la luz que hace brillas el polvo que contiene, el caso más representativo es la nebulosa en torno de la estrella Mérope en el cúmulo abierto de las Pléyades (M45).
Las nebulosas oscuras, o de absorción, o de inspiración no emiten luz y absorben toda la luz que las rodea, solo se pueden ver como como espacios que bloquean la luz de las estrellas que existen detrás de ellas. Son acumulaciones de gas y polvo que están tan alejadas de cualquier estrella que no puede reflejar la luz La Nebulosa Cabeza de Caballo en Orión es la nebulosa oscura más conocida, y se muestra a continuación.