Los agujeros negros se producen cuando una estrella se colapsa debido a que ha terminado su energía interna y la fuerza de gravedad. Su fuerza de gravedad es tan grande que ni la luz puede escapar. Cuando algún cuerpo se acerca a un agujero negro, la parte más cercana se ve afectada por una fuerza de gravedad más intensa que la parte más alejada, esto provoca que el objeto se estire.
Algunos objetos que se acercan a los agujeros negros son despedazados antes de ser tragados por el agujero. Para escapar de un agujero negro es necesaria una velocidad mayor que la de la luz. Pero existe un límite en el que se dice que no existe velocidad alguna para escapar del agujero negro.
Un agujero negro podrá existir siempre ya que su masa es la causa de su fuerza de gravedad, y al tragar todos los cuerpos celestes que se le acercan su masa aumenta, así, conforma pasa el tiempo el agujero negro adquiera más fuerza y por lo tanto más materia. Sin embargo, existe la llamada “radiación de Hawking”, esta establece que en el “horizonte” en el que un objeto no podría escapar con ninguna velocidad, se forman pares de partícula y antipartícula, una de ellas logra escapar y la otra es atraída por el agujero negro; bajo esta teoría un agujero negro podría evaporarse, un agujero negro pequeño tendría una mayor radiación de Hawking, y, por lo tanto, la evaporación sería más fuerte.
Los agujeros negros atraen del mismo modo la materia y la antimateria. Por antimateria se entiende la existencia de partículas con la misma masa, pero con carga contraria u opuesta, y dado que los efectos de la atracción de los agujeros negros actúan sobre la materia, también atrae las partículas de antimateria.
Se cree que en el centro de las galaxias hay agujeros negros con masas inmensas, alrededor de millones o decenas de miles de millones la masa de nuestro Sol.