José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, en el Virreinato del Río de la Plata, desde muy joven inició su formación militar en el ejército español. En 1812, fue nombrado comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo y comenzó a luchar por la independencia de las naciones sudamericanas.
Índice
Biografía
Nacimiento y juventud
José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, en el Virreinato del Río de la Plata, específicamente en la provincia argentina de Corrientes. Cuando José de San Martín tenía tres años, en 1781, su familia se trasladó de Yapeyú a Buenos Aires. Posteriormente, el 6 de diciembre de 1783, embarcaron rumbo a Cádiz en España, ya que el padre de José era un militar español destinado a un regimiento en Málaga. José estudió en el Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga.
Formación militar
El 21 de julio de 1789, a la edad de once años, se unió al Regimiento Murcia. Su carrera en el ejército fue destacada, participando en conflictos en el norte de África, en la Guerra de las Naranjas contra Portugal, y en múltiples enfrentamientos contra franceses e ingleses.
El 11 de agosto de 1808, fue ascendido al rango de teniente coronel debido a su destacada participación en la batalla de Bailén, la cual marcó la primera gran derrota de las tropas de Napoleón. Por su valentía, recibió la Medalla de Oro de los Héroes de Bailén, reconocimiento otorgado a todos los miembros del ejército que participaron en dicha batalla.
Regreso a Buenos Aires
A principios de 1812, San Martín desembarcó en el puerto de Buenos Aires. El 16 de marzo del mismo año, el Primer Triunvirato aceptó su propuesta de crear un cuerpo de caballería al que llamó Regimiento de Granaderos a Caballo.
Posteriormente, dirigió un levantamiento contra el Primer Triunvirato el 8 de octubre de 1812. El Segundo Triunvirato lo integraron Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Ascendió al grado de coronel el 7 de diciembre de 1812 y fue nombrado comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, con la misión de combatir las incursiones de los realistas. Tiempo después, y como consecuencia de las derrotas de Manuel Belgrano, fue nombrado comandante del Ejército del Norte.
Debido a las constantes amenazas de los realistas, San Martín concibió el plan de atacar Lima desde el Pacífico. Sin embargo, una úlcera lo obligó a suspender sus planes. Durante su recuperación en Córdoba, Tomás Guido lo convenció de la importancia de independizar la región desde Chile.
Fue entonces cuando se dedicó a organizar el Ejército de los Andes y, en 1814, se aprobó un plan detallado. Para financiar la campaña, se confiscaron los bienes de los españoles leales a la corona y se impusieron contribuciones a comerciantes y a hacendados.
Independencia de Chile
En enero de 1817, comenzó el histórico cruce de los Andes con destino a Chile. Los realistas, desorientados, se vieron forzados a dividir sus fuerzas al no conocer la dirección del avance de las fuerzas independentistas. El 12 de febrero de ese año, se libró la batalla de Chacabuco, donde el Ejército de los Andes logró una contundente victoria sobre los realistas. Posteriormente, el gobernador Casimiro Marcó del Pont intentó escapar hacia el sur, pero fue capturado por el capitán José Félix Aldao. Como consecuencia de esta victoria, O’Higgins fue nombrado director supremo por el cabildo.
Los realistas se refugiaron en Talcahuano, mientras que el virrey del Perú envió refuerzos al mando del exgobernador Mariano Osorio. El 19 de marzo de 1818, las tropas bajo las órdenes de San Martín sufrieron una derrota, pero lograron recuperarse rápidamente para volver a la lucha. El 5 de abril tuvo lugar la batalla de Maipú, donde las fuerzas al mando de San Martín obtuvieron la victoria. O’Higgins se presentó una vez finalizada la lucha, abrazó a San Martín y lo llamó Salvador de Chile.
Independencia de Perú
El 20 de agosto de 1820, San Martín partió de Valparaíso hacia el Perú. El 8 de septiembre de 1820, desembarcó en la playa de Paracas, cerca del puerto de Pisco, haciendo retroceder al ejército realista. Después de que algunos intentos de negociación fracasaron, San Martín envió una división para perseguir a las divisiones realistas ubicadas en esa zona. En los primeros días de noviembre, fortificó su posición en Huacho e inició sus preparativos para sitiar Lima.
El 29 de enero de 1821, el virrey Pezuela renunció y fue sustituido por el general José de la Serna. El nuevo virrey intentó negociar, pero San Martín estaba decidido a lograr la independencia del Perú. Las fuerzas realistas se desmoralizaron después de que el regimiento realista Numancia desertó en masa para pasar al bando contrario. De este modo, las puertas de Lima se abrieron para San Martín.
El 28 de julio de 1821, ante una multitud en la Plaza de Armas de Lima, declaró la Independencia del Perú y fue nombrado Protector del Perú. Su gobierno duró desde el 3 de agosto de 1821 hasta el 20 de septiembre de 1822. Ese mismo año, fundó la Biblioteca Nacional del Perú. Estableció la libertad de comercio y la libertad de imprenta, expulsó a miles de españoles leales a la corona española y confiscó sus bienes. Entre el 26 y 27 de julio de 1822, se reunió con Bolívar en la llamada Entrevista de Guayaquil, donde Bolívar asumió las riendas de la campaña libertadora.
Fallecimiento
Desanimado por las luchas internas entre facciones, decidió abandonar Buenos Aires con su hija. El 10 de febrero de 1824, partió hacia el puerto de El Havre, en Francia. Falleció a la edad de 72 años, el 17 de agosto de 1850, en la ciudad costera de Boulogne-sur-Mer. Su cuerpo fue colocado en una capilla de la cripta de la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Boulogne-sur-Mer. El 28 de mayo de 1880, sus restos fueron repatriados a Buenos Aires.
Frases célebres
Selección de frases célebres cortas de José de San Martín.
- El que se ahoga no repara en lo que se agarra.
- Cuando hay libertad, todo lo demás sobra.
- Serás lo que debas ser, sino no serás nada.
- Seamos libres, lo demás no importa nada.
- Si hay victoria en vencer al enemigo; la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo.
- No esperemos recompensas de nuestras fatigas y desvelos.
- Sacrificaría mi existencia, antes de echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición.
- El hombre bajo todo gobierno será el mismo, con las mismas pasiones y debilidades.
- En defensa de la patria todo es lícito menos dejarla perecer.
- Para los hombres de coraje se han hecho las empresas.
- Una derrota peleada vale más que una victoria casual.
- Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria.
- La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos.
- Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos.
- Hace más ruido un sólo hombre gritando que cien mil que están callados.
- Uno debe saber vivir con el dinero que tiene.
- La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien.
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