Selección de frases célebres cortas de Cicerón.
- La evidencia es la más decisiva demostración.
- El tiempo es una cierta parte de la eternidad.
- Una vida feliz consiste en tener tranquilidad de espíritu.
- La vida de los muertos está en la memoria de los vivos.
- Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad.
- Cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria.
- Este es el primer precepto de la amistad: Pedir a los amigos sólo lo honesto y sólo lo honesto hacer por ellos.
- En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tú mismo.
- La cólera es una demencia pasajera.
- La frente, los ojos, el rostro engañan muchas veces, pero la palabra muchísimas más.
- El que tiene virtud no necesita nada para vivir bien.
- El placer es una incitación a la vileza.
- No entienden los hombres, cuán gran renta constituye la economía.
- El rostro es el espejo del alma, y los ojos, sus delatores.
- La gloria sigue a la virtud como si fuera su sombra.
- Agradable son los trabajos acabados.
- La prudencia es la ciencia que sabe distinguir las cosas que hay que apetecer, de las que hay que huir.
- La costumbre de decir sí me parece peligrosa y resbaladiza.
- La discusión fortalece la agudeza.
- Es propio de los necios ver los defectos ajenos y olvidar los propios.
- Fruto es de la vejez el recuerdo de los muchos bienes anteriormente adquiridos.
- Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar.
- Somos más sinceros cuando estamos iracundos que cuando estamos tranquilos.
- ¿Qué otro regalo más grande y mejor se le puede ofrecer a la República que la educación de nuestros jóvenes?
- La ley suprema es el bien del pueblo.
- La ley es, pues, la distinción de las cosas justas e injustas, expresada con arreglo a aquella antiquísima y primera naturaleza de las cosas.
- Las verdaderas amistades son eternas.
- La primera ley de la amistad es pedir de los amigos cosas honradas y hacer cosas honradas por los amigos.
- Los hombres se asemejan a los dioses cuando hacen el bien a la humanidad.
- Si las leyes fueran constituidas por los hombres, o por las sentencias de los jueces, serían derechos matar, robar, adulterar, etcétera.
- Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras.
- No hay absurdo que no haya pasado por la cabeza de algún filósofo.
- La salud del pueblo está en la supremacía de la ley.
- No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida.
- Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores.
- Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada.
- Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie.
- El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.
- No entiendo por qué el que es dichoso busca mayor felicidad.
- No solamente es ciega la fortuna, sino que de ordinario vuelve también ciegos a aquellos a quienes acaricia.
- Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.
- Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
- Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente.
- Es bueno acostumbrarse a la fatiga y a la carrera, pero no hay que forzar la marcha.
- La vida feliz y dichosa es el objeto único de toda la filosofía.
- Difícil es decir cuánto concilia los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.
- No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.
- La necedad es la madre de todos los males.
- Me avergüenzo de esos filósofos que no quieren desterrar ningún vicio si no está castigado por el juez.
- Nada hay más injusto que buscar premio en la justicia.
- Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia.
- Son siempre más sinceras las cosas que decimos cuando el ánimo se siente airado que cuando está tranquilo.
- La naturaleza quiere que la amistad sea auxiliadora de virtudes, mas no compañera de vicios.
- Mis libros siempre están a mi disposición, nunca están ocupados.
- Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.
- La sola idea de que una cosa cruel pueda ser útil es ya de por sí inmoral.
- No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable.
- Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo pronto.
- El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia, es más culpable que el que le corrompe con dinero.
- La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo.
- Quita su mejor ornato a la amistad quien de ella suprime la vergüenza.
- No hay hombre de nación alguna que, habiendo tomado a la naturaleza por guía, no pueda llegar a la verdad.
- Yo no quiero morir, pero no me importa haber muerto.
- Ningún hombre puede ignorar que tiene que morir, ni debe estar seguro de que ello no pueda ocurrir en este mismo día.
- Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
- Cuanto más virtuoso es el hombre, menos acusa de vicios a los demás.
- Somos esclavos de las leyes para poder ser libres.
- Por conservar la libertad, la muerte, que es último de los males, no debe temerse.
- La libertad sólo puede fijar su residencia en aquellos Estados en que el pueblo tiene el poder supremo.
- La temeridad acompaña a la juventud, como acompaña la prudencia a la vejez.
- Ningún hombre ha llegado a ser grande sin un toque de divina inspiración.
- Los deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre.
- La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes.
- La justicia es absolutamente nula si no se encuentra en la naturaleza.
- La virtud es la perfección de la naturaleza.
- Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro.
- Hablo, pero no puedo afirmar nada; buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí Ningún hombre es tan viejo que no crea que no puede vivir otro año.
- Humano es errar; pero sólo los estúpidos perseveran en el error.
- Si yerro en mi creencia de que las almas de los hombres son inmortales, yerro alegremente y no deseo verme libre de tan delicioso error.
- Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.
- Los hombres pueden hacer bueno lo que es malo y malo lo que bueno.
- La ciencia que se aparte de la justicia más que ciencia debe llamarse astucia.
- Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.
- Haz aquello que sea lo mejor que haya que hacer.
- Obra muy mal quien trata de obtener con el dinero lo que debe obtener con la virtud.
- No basta tener la virtud y no hacer uso de ella; es como tener un arte y no ejercitarlo.
- La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva.
- La vida no es nada sin amistad.
- Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas.
- El viejo no puede hacer lo que hace un joven; pero lo que hace es mejor.
- Sin la esperanza de la inmortalidad, nadie afrontaría la muerte por su patria.
- Una cosa es saber y otra saber enseñar.
- A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos.
- Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.
- El recuerdo del mal pasado es alegre.
- Con frecuencia bajo un traje sucio se esconde una gran sabiduría.
- La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad.
- La gratitud no sólo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás.
- La victoria es por naturaleza insolente y altanera.
- Cuanto más alto estemos situados, más humildes debemos ser.
- Fuerte es el peso de la propia conciencia.
- Todas las obras de la naturaleza deben ser tenidas por buenas.
- La frugalidad compromete todas las demás virtudes.
- No hay nada más necio que una risa necia.
- Tropezar dos veces en la misma roca es una desgracia proverbial.
- La extremada rectitud es la mayor injusticia.
- El médico competente, antes de dar una medicina a su paciente, se familiariza no sólo con la enfermedad que desea curar, sino también con lo hábitos y la constitución del enfermo.
- No hay fortaleza tan bien defendida que no pueda conquistarse con el dinero.
- Del hecho de que no todos los enfermos se curan se deduce que la medicina no es un arte.
- Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables.
- Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.
- Donde quiera que se esté bien, allí está la patria.
- Todo aquello que siente, conoce, quiere y tiene la facultad de desarrollarse es celestial y divino, y por esta razón tiene que ser inmortal.
- Si quieres aprender, enseña.
- La naturaleza misma ha impreso en la mente de todos la idea de un dios.
- Puesto que no nos es permitido vivir mucho, debemos por lo menos hacer algo para demostrar que hemos vivido.
- No sé, si, con excepción de la sabiduría, los dioses inmortales han otorgado al hombre algo mejor que la amistad.
- El que sufre tiene memoria.
- De la misma manera que la fuerza del espíritu supera a la del cuerpo, los sufrimientos espirituales son más intensos que los corporales.
- La observación de la naturaleza y la meditación han generado el arte.
- Se debe empezar pronto a ser viejo si se quiere serlo mucho tiempo.
- Es preferible ser viejo menos tiempo que serlo antes de la vejez.
- Pensar es como vivir dos veces.
- La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.
- El hábito es casi una segunda naturaleza.
- No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla.
- La verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio.
- La amistad comienza donde termina o cuando concluye el interés.
- La primera ley de la amistad es pedir de los amigos cosas honradas y hacer cosas honradas por los amigos.
- La fuerza es el derecho de las bestias.
- El corazón del hombre es el que debe hacerse rico, no sus arcas.
- No hay nada hecho por la mano del hombre que tarde o temprano el tiempo no destruya.
- Un amigo es un segundo yo.
- Quien contempla a un verdadero amigo, es como si contemplara a otro ejemplar de sí mismo.
- Vivir sin amigos, no es vivir.
- El curso de la vida es breve; el de la gloria, eterno.
- La verdadera gloria echa raíces y se expande; los vanos pretendimientos caen al suelo como las flores. Lo falso no dura mucho.
- Es la fortuna, no la sabiduría, la que gobierna la vida del hombre.
- Los deseos deben obedecer a la razón.
- Es de tontos ver los vicios de los demás y olvidar los propios.
- La pérdida de nuestras fuerzas es debida más bien a los vicios de la juventud, que a los estragos de los años.
- De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.
- El dolor, si grave, es breve; si largo, es leve.
- Grave es el peso de la propia conciencia.
- Hay enfermedades del alma más perniciosas que las del cuerpo.
- No me da vergüenza confesar que soy ignorante de lo que no sé.
- La virtud encuentra su recompensa en sí misma.
- Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo.
- Es más propio del hombre de recto carácter el odio abierto y declarado, que ocultar los sentimientos bajo un semblante tranquilo.
- Nada prueba mejor un carácter estrecho y ruin que el amor al dinero, y nada es más noble y excelso que despreciarlo, si no se tiene, y emplearlo, cuando se tiene, en forma benéfica y generosa.
- No preocuparse en absoluto de lo que la gente opina de uno mismo, no sólo es arrogancia, sino también desvergüenza.
- Recuerdo incluso lo que no quiero. Olvidar no puedo lo que quiero.
- Gran renta es la economía.
- No hay afirmación tan absurda que un filósofo no sea capaz de hacer.
- Del templo de la virtud se pasa al templo de la gloria.
- El don más noble y excelente que el cielo ha concedido al hombre es la razón, y entre todos los enemigos con los que la razón tiene que luchar, el placer es el más importante.
- La razón es reina y señora de todas las cosas.
- La amistad es un perfecto acuerdo sobre todas las cosas divinas y humanas, junto con un sentimiento recíproco de benevolencia y afección.
- El tiempo borra las opciones, pero confirma el juicio de la Naturaleza.
- No hay nada que Dios no pueda realizar.
- El amor es el deseo de obtener la amistad de una persona que nos atrae por su belleza.
- Al embustero no se le da crédito ni siquiera cuando dice la verdad.
- La adulación, meretriz del vicio, debe quedar fuera de la amistad.
- El trabajo nos conduce contra el dolor.
- Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos.
- Las leyes se acallan con las armas.
- La religión no se suprime suprimiendo la superstición.
- ¡Oh, dulce nombre de la libertad!
- Todos los hombres pueden caer en un error; pero sólo los necios perseveran en él.
- El egoísta se ama a sí mismo sin rivales.
- Aparta un amor viejo con un amor nuevo, como un clavo saca otro clavo.
- El espíritu recto se regocija con el bien y sufre con el mal.
- La filosofía es el cultivo de las facultades mentales. Desarraiga nuestros vicios y prepara el espíritu para recibir la semilla adecuada.
- Cuando los tambores hablan, las leyes callan.
- Si quieres destruir la avaricia, debes destruir el lujo, que es su padre.
- ¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?
- El primer vínculo de la sociedad es el matrimonio; el siguiente, los hijos, y después, la familia.
- El peor jefe que nos puede tocar, es un mal hábito.